Tres minutos para las ocho introduce a los jugadores en una atrapante aventura en píxeles ambientada en un futuro distópico cercano, donde el protagonista enfrenta un destino ineludible. A medida que los jugadores navegan a través de esta narrativa misteriosa, deben desentrañar secretos y descubrir caminos ocultos que brindan oportunidades para alterar la línea temporal condenada del personaje, todo lo cual conduce a diversos finales posibles. La jugabilidad está diseñada para ser rejugable, con eventos impredecibles y decisiones impulsadas por los jugadores que mejoran la experiencia y fomentan la exploración de cada posibilidad narrativa. Con su mundo inmersivo y una tensión constante, el juego ofrece un inquietante equilibrio entre la esperanza y el peligro inminente, desafiando a los jugadores a burlar al destino mismo.